Polémica por la doble vara de medir del Gobierno al aplicar la política hídrica: reducción de caudales ecológicos en el Júcar mientras se mantienen en el Tajo

El Gobierno ha generado controversia en torno a su política hídrica debido a las decisiones contradictorias sobre los caudales ecológicos en diferentes cuencas de España. Mientras que en la cuenca del Júcar se ha permitido la reducción de estos caudales debido a la sequía, los del Tajo permanecen inalterables, lo que pone en riesgo el futuro del trasvase al Segura, esencial para la agricultura en el sureste del país.

Esta diferencia de criterio ha avivado el malestar de los regantes y agricultores de la cuenca del Segura frente al criterio del presidente de la Junta de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, firme defensor de los caudales mínimos en el Tajo. En este río, los caudales ecológicos se mantienen en al menos en seis metros cúbicos por segundo a la altura de Toledo, según lo determinado por el Tribunal Supremo, aunque no se ha especificado con claridad la cantidad exacta que debe ser aplicada.

José Vicente Andreu, presidente de Asaja Alicante, ha criticado la rigidez de las decisiones respecto al Tajo, calificando los caudales como «ideológicos inamovibles». Por otro lado, la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), en su presentación del Plan Especial de Sequía para los próximos años, ha dejado abierta la posibilidad de reducir los caudales ecológicos en su cuenca, para garantizar la disponibilidad de agua en situaciones de sequía extrema, lo que ha sido bien recibido por los regantes de esa zona.

Impacto en la agricultura y la gestión hídrica

Esta flexibilidad en el Júcar contrasta con la postura del Gobierno respecto al Tajo, donde se prevé un aumento de los caudales mínimos a 8,65 metros cúbicos por segundo para 2027. Esto significaría una reducción drástica del volumen de agua trasvasada al Segura, una medida que podría reducir entre 70 y 110 hectómetros cúbicos al año, más de la mitad del volumen actual. Esta situación ya ha reducido el trasvase a la mitad desde que entró en funcionamiento el acueducto.

Los agricultores alicantinos y murcianos ven con preocupación estas decisiones, pues dependen en gran medida del agua del trasvase Tajo-Segura para mantener sus cultivos. Según Asaja Alicante, la falta de previsión y la ausencia de mecanismos de emergencia en la cuenca del Segura, como la activación de pozos en casos de sequía, ha causado graves pérdidas en los cultivos de hortalizas de invierno.

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