Comienza la época del año en la que tradicionalmente las curvas que miden el nivel de agua embalsada en la península comienzan a descender hasta el otoño, en el que habitualmente se invierte la tendencia. Y así ocurre también este año. Esta semana los embalses reducen su capacidad en 24 hectómetros, apenas un 0,04% del total de los 37.134 actualmente almacenados sobre una capacidad total de 56.039, un 66,26%. Sin embargo, en Cataluña Interna, unas de las cuencas más necesitadas, vuelve a aumentar en un 1,77%.
Las cifras de esta semana nos siguen situando por encima de la media del los últimos 10 años, que es de 36.132 hectómetros y un 64,5% para esta semana. Y estamos mucho mejor que el año pasado y que el anterior. Tanto en 2023 como en 2022 nos movíamos por esta fechas en el entorno de los 26.000 hectómetros, lo que representaba un 47,5%. Así, en general, podemos decir que afrontamos el verano con reservas suficientes en casi todas las cuencas. Pero hay excepciones, como las mencionadas cuencas internas de Cataluña.
También van a pasar apuros en la Cuenca del Segura, la más baja en porcentaje de todas las cuencas españolas, esta semana ya por debajo del 23%, y 9 hectómetros menos para un total de 262. Necesitará esta cuenca sin duda los aportes del trasvase Tajo-Segura, cuya comisión de control ya ha establecido niveles de normalidad hasta septiembre en el sistema Entrepeñas-Buendía que garantizan su viabilidad al menos durante todo el verano.
Problemas también en Guadalete-Barbate y en la Mediterránea Andaluza. Esta semana la primera pierde 7 hectómetros y la segunda gana 1, pero ambas están rozando el 30%, la gaditana con un 29,56% y la malagueña con un 31,65%. Con 488 hectómetros y 371 respectivamente tienen agua para superar el verano, pero necesitarán lluvias en otoño.
En Cataluña Interna la aportación de agua de esta semana, 12 hectómetros, las cuencas se sitúan ya muy cerca del 30%, pero todavía ligeramente por debajo, con un 28,8%. Esto representa, debido a su escasa capacidad de almacenamiento, tan sólo 185 hectómetros cúbicos, para una población de varios millones de personas, que incluye todo el área metropolitana de Barcelona. La situación está lejos de ser tranquilizadora y es evidente que en esta región son necesarias soluciones estructurales de calado para evitar que esta situación se siga repitiendo de forma periódica.
En cuanto al resto de cuencas, se comportan bien. Guadiana y Guadalquivir, pese a perder 43 y 55 hectómetros respectivamente, con 4.791 y 3.692 hectómetros tienen garantizadas su necesidades de agua al menos hasta final de año, e incluso más allá. El Tajo está en zona casi de récords, con un 79% y 8.768 hectómetros almacenados, pese a perder 39 esta semana. Y las grandes cuencas del norte, Ebro, Duero y Miño-Sil ganan agua todavía. Sobre todo el Ebro, que sigue recibiendo el deshielo del Pirineo y aumenta en 108 hectómetros. Con esta aportación, se sitúa ya por encima del 76%. Duero y Miño-Sil están ambas por encima del 90%.
La cuenca del Júcar, peor que en años anteriores, que fueron excelentes, se mantiene a pesar de todo por encima de la media de los últimos diez años, con 1.548 hectómetros embalsados de un total de 2.846, un 54,4%.