A falta de dos semanas para acabar el año el agua embalsada en España alcanza los 25.621 hm3, lo que representa un 45,72% de la capacidad total. Estas cifras son ligeramente superiores a las del año pasado, pero la previsión para los próximos días no permite pensar que el año vaya a acabar mucho mejor que 2022, que fue uno de los perores años de la última década. Respecto a la media de los últimos 10 años estamos en cifras muy inferiores, ya que la media era del 50,55% y en estos momentos estamos casi 3.000 hectómetros cúbicos por debajo.
Y lo más grave no es la situación general, sino la de algunas cuencas, como la del Guadalquivir, que está ligeramente por debajo del 20%, la del Guadiana, en el 26% y sobre todo la del las Cuencas Internas de Cataluña, en el 17,58% y una pérdida de 2 hm3 esta semana.
Allí la región vive niveles de premergencia con varias restricciones en el consumo y utilización del agua. Los datos, en esta ocasión, no son tampoco positivos, sino que vuelven a caer y lo hacen hasta el 17,6%, un nuevo mínimo histórico.
Por ahora, las prohibiciones en esta Comunidad van desde el riego de jardines hasta la limpieza con agua potable de las calles, unas medidas que se recrudecerán todavía más en enero, cuando el Govern declare definitivamente el nivel de emergencia total y el consumo por habitante y día se limite a los 200 litros.
Pero Cataluña no es la única región donde los datos preocupan. En el sur peninsular destaca una semana más Guadalete-Barbate, al 14,7% de su capacidad, convirtiéndose de nuevo en la cuenca con los peores datos de toda España. También en muy mala situación la del Segura, al 19,1% y la Cuenca Mediterránea Andaluza, al 19,7%.
En el lado contrario, las cuencas con los mejores números son de nuevo las del norte. Sobresale Galicia Costa al 88,6%, a la que le siguen Cantábrico Oriental, al 82,2%; las cuencas internas del País Vasco, al 81%; Miño-Sil, al 80,3% y Cantábrico Occidental al 80,2%.