La Ley de la Restauración de la Naturaleza, la primera normativa de la Unión Europea que obliga a los Estados miembros a restaurar ecosistemas degradados, ha entrado en vigor este domingo tras superar una tramitación llena de obstáculos. La legislación, propuesta en junio de 2022, busca restaurar al menos el 20% de los ecosistemas deteriorados para 2030 y todos para 2050. Sin embargo, su aprobación ha sido controvertida y ha generado tensiones tanto en el Parlamento Europeo como en el Consejo de la UE.
El proceso legislativo estuvo marcado por la fuerte oposición del Partido Popular Europeo (PPE) y un cambio inesperado de postura por parte de Hungría, que casi descarrila la aprobación de la ley. Finalmente, la norma fue adoptada después de que Austria, bajo la presión de su ministra de Medioambiente, Leonore Gewessler, cambió su voto al «sí» en la última etapa, permitiendo alcanzar la mayoría cualificada requerida. Este giro provocó tensiones dentro del gobierno austríaco, ya que su socio de coalición, el Partido Popular (ÖVP), se mostró en contra, alegando que la decisión no respetaba la legislación federal.
La ley establece medidas específicas para corregir la disminución de polinizadores, recuperar turberas y mantener espacios verdes urbanos, entre otras acciones. No obstante, su tramitación se convirtió en un símbolo de la división ideológica sobre la agenda medioambiental en Europa, con algunos Estados miembros, como Italia, Hungría y Polonia, votando en contra, y otros, como Bélgica, optando por abstenerse.
El gobierno austriaco ha anunciado que presentará un recurso ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) para intentar anular la norma, reflejando las profundas divisiones que esta legislación ha provocado en varios países de la UE. A pesar de haber superado los obstáculos legislativos, la Ley de la Restauración de la Naturaleza enfrenta un futuro incierto, con desafíos tanto en su implementación como en su aceptación por parte de algunos Estados miembros.