La situación en el sector del limón en España ha alcanzado un punto crítico, con una sobreoferta que ha dejado a los productores en una situación de ruina. La Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) ha denunciado esta grave crisis y ha propuesto al Ministerio medidas urgentes para resolverla.
La Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos se reunió el pasado jueves con el Ministerio de Agricultura y ha propuesto un plan de choque urgente para salvar a los productores familiares. Según UPA, la situación ha sido provocada en gran medida por la proliferación de plantaciones de limón en los últimos cinco años, impulsadas por grandes propietarios atraídos por los precios estables y las oportunidades de exportación. Esta sobreoferta ha llevado a que queden aproximadamente 400 millones de kilos de limones sin recoger, saturando tanto el mercado nacional como las exportaciones.
Antonio Moreno, responsable del sector del limón de UPA, ha destacado la urgencia de la situación y ha detallado las propuestas de la organización para abordarla. Entre las medidas propuestas se incluye la activación de una «extensión de norma» para eliminar producto de manera equitativa entre todos los productores, evitando que los pequeños agricultores se vean especialmente afectados.
Además, UPA ha solicitado una modificación del reglamento de Organizaciones de Productores (OPs) para desincentivar nuevas plantaciones y ha instado a la Agencia de Información y Control Alimentarios (AICA) a reforzar la vigilancia para evitar la firma de contratos por debajo de los costes de producción.
La transparencia en los procesos de destríos, la parte de fruta que no puede comercializarse por no reunir las condiciones de calidad y fitosanitarias requeridas, también ha sido un punto de preocupación para UPA, que denuncia prácticas irregulares por parte de algunos intermediarios. Asimismo, la organización agraria ha reclamado un mayor control en frontera de las importaciones, especialmente de países como Sudáfrica y Argentina, y ha expresado inquietud por la competencia desleal de las exportaciones de Marruecos y Egipto, que sí compiten con las producciones españoles en cuanto a la época del año, y sobre cuyo rigor con la sanidad vegetal hay “dudas fundadas”.