El Gobierno aprobó el marco regulatorio que permite la instalación de plantas solares fotovoltaicas flotantes en embalses de titularidad estatal en julio. El Real Decreto establece las bases para la concesión de permisos que permitirán ocupar entre el 5% y el 15% de la superficie de estos embalses. Las concesiones tendrán una duración máxima de 25 años y estarán restringidas a masas de agua artificiales, excluyendo aquellas bajo protección ambiental.
Esta tecnología fotovoltaica flotante, que hasta ahora se había limitado principalmente a balsas de riego y cuerpos de agua industriales, podrá desplegarse a gran escala en todo el país, impulsada por una nueva línea de ayudas del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE). A partir del 30 de septiembre, se lanzará una convocatoria con una dotación de 30 millones de euros para apoyar proyectos innovadores de al menos 500 kWp ubicados en embalses y otros cuerpos de agua interiores permanentes.
Un informe del Banco Mundial de 2018 destacó el gran potencial de la fotovoltaica flotante: si se utilizara el 10% de la superficie de embalses artificiales de agua dulce en el mundo, se generarían más de 4 teravatios (TW) de potencia. En Europa, SolarPower Europe estima que cubrir el 10% de los embalses podría proporcionar hasta el 6% del consumo eléctrico anual de la Unión Europea (UE). Sin embargo, para que esta tecnología alcance su máximo desarrollo, será necesario superar obstáculos como la falta de apoyo político, trámites burocráticos complejos y la aceptación social.
España, con 1.225 grandes embalses, cuenta con un gran potencial para liderar el crecimiento de esta tecnología en Europa. Según SolarPower Europe, el mercado de la fotovoltaica flotante está creciendo a un ritmo del 22% anual, y la hibridación con plantas hidroeléctricas representa una oportunidad única. Durante el día, los paneles solares generan energía, mientras que por la noche lo harían las centrales hidroeléctricas, aprovechando el mismo punto de conexión para volcar la electricidad a la red.
Ventajas tecnológicas y medioambientales
La fotovoltaica flotante presenta múltiples beneficios. Además de no competir por el uso del suelo, los paneles instalados sobre el agua tienen un rendimiento superior gracias al efecto de enfriamiento del agua, lo que aumenta su eficiencia energética. También reducen la evaporación de los embalses y limitan el crecimiento de algas. Sin embargo, los costes de instalación son mayores que los de los paneles en suelo, lo que hace que esta tecnología sea especialmente atractiva en zonas con limitaciones de terreno o en sectores como la agricultura, donde no es posible destinar espacio para instalar plantas solares.
José Donoso, director general de la Unión Española Fotovoltaica (UNEF), asegura que la fotovoltaica flotante es una tecnología desarrollada en gran parte en España. «Es una oportunidad para afianzar la cadena de valor de las estructuras de flotación y de las ingenierías. Desarrollar proyectos aquí fortalece nuestra industria», subraya.
Empresas como Acciona y EDP ya han comenzado a implementar proyectos en embalses. Acciona ha construido una planta de 12.000 m² en el embalse de Sierra Brava (Cáceres), que actúa como laboratorio de ensayo de nuevas tecnologías fotovoltaicas flotantes. EDP, por su parte, ha desarrollado el mayor parque solar flotante en Europa, en el embalse de Alqueva (Portugal), con 12.000 paneles que generan 7,5 GWh anuales, suficientes para abastecer al 30% de los hogares de la región.
Además, la empresa española Sivortex lleva más de una década diseñando sistemas para balsas de riego y está desarrollando un proyecto en el Canal Segarra-Garrigues, que será el mayor parque fotovoltaico flotante de Europa con 15 MW. La Comunidad Autónoma de las Islas Baleares también ha apostado por esta tecnología, con un plan que prevé la instalación de 13 MW en once ubicaciones.