El Consejo de Ministros aprobará este martes la actualización del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) y lo remitirá a la Comisión Europea, un trámite que llega con tres meses de retraso respecto al plazo establecido, que finalizó el pasado 30 de junio. El plan, que define la estrategia energética y climática de España para 2030, mantiene la meta de que el 81% de la electricidad provenga de fuentes renovables, aunque la inversión necesaria se eleva a 308.000 millones de euros, según la declaración ambiental publicada este lunes en el Boletín Oficial del Estado (BOE).
Con esta aprobación, el Gobierno cumple finalmente con la obligación de Bruselas, sumándose a otros países como Alemania, Francia e Italia que ya presentaron sus planes actualizados a tiempo. La ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, será la encargada de supervisar su propio plan a nivel europeo una vez asuma el cargo de vicepresidenta ejecutiva de Transición Limpia, Justa y Competitiva de la Comisión Europea.
Objetivos y cambios del PNIEC
El plan actualizado no presenta grandes novedades en sus objetivos principales respecto a lo que ya se había anunciado el año pasado. El Gobierno mantiene la meta del 81% de generación eléctrica renovable para 2030, ligeramente superior al 74% establecido en el plan original de 2020. Se prevé también aumentar la reducción de emisiones respecto a 1990, del 23% al 32%, y elevar la penetración de energías renovables en el consumo final del 42% al 48%.
En cuanto a la capacidad instalada, el PNIEC prevé 214 gigavatios (GW) para 2030, de los cuales 160 GW corresponderán a energías renovables, sin cambios significativos frente al borrador del año pasado. La potencia eólica prevista es de 62 GW y la solar fotovoltaica de 76 GW, mientras que la termosolar se reducirá a 4,8 GW.
Inversión y dudas sobre el impacto económico
El coste estimado del plan asciende a 308.000 millones de euros, 14.000 millones más que lo planteado en el borrador de hace un año y bastante superior a los 241.000 millones previstos en la versión de 2020. El Gobierno espera que parte de esta inversión provenga de fondos europeos y el resto de financiación privada. Sin embargo, no se detallan claramente las fuentes de financiación ni cómo se asegurará esta inversión en su totalidad.
Según el Ejecutivo, la implementación del PNIEC podría aumentar el PIB un 3,2% en 2030 y generar unos 560.000 empleos al año, aunque estas cifras han sido recibidas con cierto escepticismo por expertos, ya que no se especifican los mecanismos concretos para alcanzar tales objetivos. Además, el plan asegura que la reducción de la dependencia de combustibles fósiles podría traducirse en un ahorro acumulado de 86.750 millones de euros hasta 2030, pero no se explican los posibles riesgos o desafíos asociados.
Incertidumbres y próximos pasos
El nuevo documento también mantiene metas como la electrificación del transporte, con 5,5 millones de vehículos eléctricos, y la rehabilitación de 1,37 millones de viviendas. Asimismo, incluye el desarrollo del hidroducto H2Med para conectar Barcelona y Marsella, aunque la viabilidad de algunas de estas infraestructuras sigue generando dudas.
La entrega tardía del PNIEC actualiza la estrategia de España en materia energética, pero la falta de detalles concretos y la magnitud de la inversión necesaria plantean interrogantes sobre su ejecución y la capacidad del país para alcanzar sus metas en un periodo relativamente corto de tiempo. Ahora, el plan deberá ser evaluado por la Comisión Europea, que tendrá que decidir si las previsiones y compromisos presentados son realistas y suficientes para contribuir a los objetivos climáticos del continente.