El Gobierno ha anunciado a la Unión Europea su intención de convertir en permanente el gravamen extraordinario que hasta ahora afecta a los resultados de la banca y las empresas energéticas, mediante su transformación en un impuesto anual. Así lo ha confirmado el ministro de Economía durante una rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, donde adelantó los detalles del plan fiscal estructural que será remitido a Bruselas.
«Este plan implica la extensión o permanencia de los tributos aprobados», señaló el ministro, refiriéndose al gravamen que grava los beneficios de las compañías eléctricas y el sector financiero. Inicialmente, este impuesto temporal estaba previsto para aplicarse durante tres ejercicios: los dos primeros ya aprobados, más una ampliación para el próximo año.
No obstante, el Ejecutivo, a través de sus dos socios de coalición, tiene la intención de extender estos gravámenes de forma indefinida, convirtiéndolos en impuestos permanentes mediante la aprobación de una ley. Sin embargo, dado que este proceso legislativo no ha comenzado aún, es improbable que la transformación en impuestos se lleve a cabo antes de fin de año. Por ello, el Gobierno prevé prorrogar los gravámenes temporales hasta que se aprueben las nuevas leyes que los formalicen, evitando así que decaigan al finalizar el ejercicio fiscal actual.
Este gravamen extraordinario ha permitido al Gobierno recaudar 2.859 millones de euros en el presente año, una cifra que espera seguir recaudando con la extensión de la medida.